Quijote "top manta"
Para conmemorar el cuarto centenario del Quijote, aparece ahora una edición magna, dirigida por Francisco Rico, en la que los mejores cervantistas glosan y comentan casi todo lo comentable sobre la obra. Mientras, en Colombia, uno de los pocos lugares del mundo donde todavía se puede oír al esposo tratar de Vuesa Merced a su parienta, la editorial que va a sacar al mercado la última obra de García Márquez se ha encontrado con que ya andan circulando copias piratas en las calles, a una semana de la prevista publicación.
Que Gabo tenga dinero ya de sobra para vivir siete vidas de opulencia no es excusa para aplaudir el pirateo literario, pero no puedo evitar un regocijo interior pensando que en uno de los lugares más violentos del mundo, donde la guerra y sus señores llevan décadas imponiendo su yugo, en vez de venderse al Bisbal por las aceras, la gente se apretuja porque no puede esperar a leer lo que les depara un escritor. Claro que se trata de uno de los mejores autores en lengua castellana, claro que puede tratarse del mejor novelista del siglo XX y lo que va de XXI, pero estamos hablando de carreras por la calle huyendo de los alguaciles bogotanos, ¡para vender un libro!
Cervantes anduvo siempre con la soga económica al cuello, y el pirateo de Avellaneda no le hizo la menor gracia a su bolsillo. Pero al final salimos ganando los lectores (los del top manta y los de la FNAC), porque para poner las cosas en su sitio el alcalaíno se sacó de la manga la Segunda Parte. Aquí a lo más que podemos aspirar es a que Bustamante y Bisbal hagan un recopilatorio de sus mejores temas, en plan macro-concierto en Las Ventas, pero con chip anti-copia, por si los avellanedos. En cuanto al Quijote última edición, algunos apoquinarán los 50 euros, otros lo pediremos prestado, pero nadie los va a trapichear en la calle Preciados, mientras otros echan agua al olor de los municipales.
Que Gabo tenga dinero ya de sobra para vivir siete vidas de opulencia no es excusa para aplaudir el pirateo literario, pero no puedo evitar un regocijo interior pensando que en uno de los lugares más violentos del mundo, donde la guerra y sus señores llevan décadas imponiendo su yugo, en vez de venderse al Bisbal por las aceras, la gente se apretuja porque no puede esperar a leer lo que les depara un escritor. Claro que se trata de uno de los mejores autores en lengua castellana, claro que puede tratarse del mejor novelista del siglo XX y lo que va de XXI, pero estamos hablando de carreras por la calle huyendo de los alguaciles bogotanos, ¡para vender un libro!
Cervantes anduvo siempre con la soga económica al cuello, y el pirateo de Avellaneda no le hizo la menor gracia a su bolsillo. Pero al final salimos ganando los lectores (los del top manta y los de la FNAC), porque para poner las cosas en su sitio el alcalaíno se sacó de la manga la Segunda Parte. Aquí a lo más que podemos aspirar es a que Bustamante y Bisbal hagan un recopilatorio de sus mejores temas, en plan macro-concierto en Las Ventas, pero con chip anti-copia, por si los avellanedos. En cuanto al Quijote última edición, algunos apoquinarán los 50 euros, otros lo pediremos prestado, pero nadie los va a trapichear en la calle Preciados, mientras otros echan agua al olor de los municipales.
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