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Cuadernos de Lavapiés

Una de archivos

Lo que dice Juan Manuel de Prada leer en ABC sobre los Archivos de Salamanca da con la tecla, cuando se pregunta si la restitución de los archivos a la Generalitat catalana significaría también la devolución de lo que se desamortizó cuando Mendizábal. Incluso se pregunta qué pasaría si, con la misma regla de tres, "el Islam reclamara la restitución de los templos y palacios que le fueron usurpados en la Reconquista?". El argumento tiene su aquél de gatillo flojo lógico, historicista y dialéctico, y por tal lo habrá tomado el editor de ABC . Pero yo tengo otro, ya puestos:

Incluso teniendo en cuenta que la palabra Generalitat evoca al castellanoparlante un sentido vago y "general" (en tanto que colectivo), la realidad es que la Generalitat de Catalunya tiene una entidad física, legal, política e institucional. Por tener, tiene hasta dirección de correo, porteros y aparcamientos. Ese "Islam" de que habla Juan Manuel de Prada no puede decir lo mismo. Difícil le será a un concepto tan general como el que define el vocablo Islam rellenar las solicitudes de devolución de la Alhambra, sobre todo cuando haya que rellenar la casilla del CIF. Cierto es que la Iglesia Católica, al igual que la Generalitat, tiene dirección, porteros y todo lo demás. Pero también tiene algo de memoria (poca) y sabe que, en lo que a desamortizaciones respecta, mejor le está quedarse callada y no levantar la manta...

Comparto con de Prada la preocupación por las exageraciones en esto de desfacer entuertos históricos. No se puede ya devolverle el oro a Moctezuma, ni al PRI para que lo administre; ni tampoco es posible, a estas alturas, ofrecerle un kleenex a Boabdil, mientras regañamos a su madre con el dedo índice. Pero otra cosa es devolver lo que robó un régimen, no de hace siglos, sino de tiempos en los que muchos de quienes se oponen ahora a la devolución ya cobraban nóminas a cargo del Estado.

1 comentario

Victor Flyte -

En realidad es una cuestión de orgullo mal entendido. Al parecer, tal archivo no es otra cosa que una serie de legajos sin mayor importancia histórica. Mejor sería, por tanto, que el Archivo se quede con los facsímiles, envíe los originales a la Generalitat y aquí paz y después gloria.
Más se perdió en cuba. O, quizá, no.