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Cuadernos de Lavapiés

Polizones

Como si no hubiera tenido suficiente faena hoy, ahora esto. Al primero lo encontró esta mañana el jefe de máquinas, en un cuartucho junto al almacén de recambios. El primer oficial vino a hablar conmigo. “Tú eras granjero antes de embarcarte, ¿no es cierto?” Le contesté que sí, y me preguntó si sabía trabajar la madera. “Sí”, le dije, “en casa de mis padres era yo el que se encargaba de las jaulas de los patos y las vallas de la pocilga.”
Mandaron a alguien a la bodega para traerme planchas, y entonces se descubrió a los otros tres. Algunos protestamos...Protestaron, pero no ha servido de nada. Ahora, después del día que he tenido, tendré que pasarme la noche clavando, atando y aserrando las planchas de los panieres en los que cargamos el atún. Hay mar gruesa, y resultará difícil ensamblar una balsa con este cabeceo. No es lo mismo construir jaulas para llevar patos al mercado semanal que asegurar unas tablas para que cuatro desgraciados tarden más en morirse. Ha sido un día muy largo. De cómo siga la mar mañana, cuando haya acabado mi tarea, dependerá la longitud de sus días tanto como de lo bien que construya esta balsa.

Ángel González

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